Te disfrazas de mujer
escondida en una nube de maquillaje
y humo de cigarros;
te crees ver mayor,
finges ocultar tu niñez y tu inocencia.

Tus ojos aún brillan,
opacados por tu oscura vida,
a la que le robas ese fuego joven,
con apenas unos años de vida
y muchos más por vivir;
fuego que apenas ha ardido,
fuego que calienta el alma,
alumbra la esperanza
y quema el corazón.

Ironía que es la vida;
tú te pones años encima,
echándolos sobre ese fuego.
Quieres apagarlo,
y matar tu inocencia
sofocándola con bailes y cuerpos de hombres
que ven en ti una aventura
que los aleja de sus mujeres,
esas que se quitan los años
que tú te pones encima.

Llegas a casa tarde,
entras de puntillas para no delatarte.
Te tiendes en la cama
envuelta en tu vestido Chanel
y una nube de perfume
que oculta tu niñez...
pero no las lágrimas
que mojan tus mejillas.

Bowen Alanos