Y la desazón me envolvió como un negro velo... ¿acaso me habías mentido? ¿Acaso te habías burlado de mi? acaso me habías tratado como aquel o aquellos a los que ahora engañabas, diciéndoles dulzuras a cada uno por separado. Espero que no me hallas mentido, espero que tu alma siga pura, pero...las razones son tan contundentes, lo que he visto me demuestra que eres como todas las demás...pero me resisto a creerlo, porque tu dulzura es tan edificante y tu belleza...pero tengo miedo, tengo miedo de tener verdad en estas palabras. Por favor demuéstrame lo contrario por favor, demuéstrame que no eres como todas las demás, que sigues siendo esa dama hermosa y pura que eras cuando te conocí....pero también tengo miedo de que indignes para escudarte y con tu avasalladora fuerza destruyas mi verdad...por eso te pido que si lees esto, si lo lees, no lo leas con tu orgullo sino con tu verdad y seas sincera...por que... si me demuestras tu equivocación... seré capaz de perdonarte...Pero si te empeñas en negarlo...te abandonare para siempre!...tú decides.