Como llamar mío algo que no lo es,
Como recordar en los espacios de la memoria, inconmensurable,
algo que insiste en entremezclarse con estos cuentos de hadas terribles de los hermanos Grimm,
como atraparte rondando por esas calles laberínticas de aquella ciudad hermosa y luego recogerte a pedazos acá, sabiendo que piensas en otras, y yo pienso en otros, y los espacios de la memoria se transforman en estos estados físicos en que me desconozco, famélica, desfalleciente, hambrienta de todo aquello en lo que me es posible y palpo como un cuerpo mas extraño en esta noche primaverezca donde el frío ya no es tan culpable, sino que tan solo mi propia percepción del cuerpo, alejado, atrofiado, conjugando estos pases mágicos de cigarrillos y literatura barata, de creerme el cuento y no ser mas que fideos recocidos, de recordar la pobreza de mis días de infancia, y mi pobreza de anteayer, de mis desayunos escuálidos, de querer correr buscando ayuda y terminar en estos psicólogos universitarios.
Y que me digas ahora que no me conoces, que todos esos viajes no son posibles, y tu certeza y mi caparazón de tortuga para esta ciudad en la que me visto de lentejuelas, y mato, y resido en la incertidumbre de saber que nunca fuiste tal y que mis cuadernos valen verga para estas mentes que se desarrollan, donde yo pienso en las top model, y en los programas de televisión.
Dime que hago ahora que deje de pensar hace tantos años, dime que hago ahora que ya nada de esto me convence y no dejo de buscar el igualito ha, como en los programas de don francisco, dime donde busco ahora y quizá que cresta iré a encontrar, donde el paso de los años va dejando estas huellas hechas con machetes, donde tus regalos jamás llegaron, donde tu memoria estaba oculta en otro cuerpo anexo, otras manos, otro perfil.
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