tenía once años tenía tantos sueños tenía un padre y madre tenía pocos amigos tenía una vida, solo una... y ya al final de todos los caminos tuve una sola cosa un aliento paseaba por mi ser con fuerza insostenible y cordial narraba batallas y cruces cantos y gritos escondido bajo un niño de ojos tiernos que reía sin parar como lo hacen los que saben despertar... le vi pasar y en su larga despedida dijo una cosa que murió cuando nació... ha pasado el tiempo el espacio y los sueños en mi largo camino sigo aún con mi último aliento...
Texto agregado el 28-09-2010, y leído por 205 visitantes. (1 voto)