Perfume de Lavanda
Sentía que a lo lejos sonaba algo, al parecer un ruido,
seguí bailando, él era toda mi vida, me hacía sentir
tan feliz, dábamos vuelta por la pista, el sonido persistía a
lo lejos, no iba hacer caso, me miraba a los ojos, y yo reía, el
sonido me pareció conocido, era el teléfono, no,no,no, era
sólo un sueño. Aló dije, con voz de tristeza y de
alguien que recién despierta. Está José? señor,
está equivocado, colgué.
Me levanté aún con la sensación de su brazo en mi
cintura, y su mirada, lo feliz que me sentía, me metí en la
ducha, que me volvió definitivamente a la realidad. No estaba
apurada, gracias a esa llamada tenía una hora para arreglarme e irme
al trabajo, una vez lista, me dirigí a mi monótono trabajo de
ascensorista. Arriba y abajo por 8 horas, sonreí algo triste, me
puse el delantal e ingresé a mi oficina móvil, décimo
por favor señorita, octavo gritó una señora gorda, y
partimos. Cuando venía de bajada el ascensor paró en el 9
piso, no había nadie, solía ocurrir, alguien que se
arrepentía, o tomaba el otro ascensor, sentí un aroma a
lavanda, raro, me dije, 7 piso se abre el ascensor y sube el señor
Pinto como cada día con su perro pekinés, el perro se puso
inquieto, y comenzó a ladrar. Debe estar ansioso por llegar a la
calle, es que ayer no lo pude sacar a su paseo diario, dijo el señor
Pinto a modo de disculpa. Una vez sola en el primer piso, dejé el
ascensor un momento abierto para que se ventilara. Vuelta a llamar y
partimos nuevamente, una sensación extraña me embargó,
un escalofrío recorrió mi columna, el olor a lavanda, me hizo
recordar mi sueño de anoche, me puso inquieta.
Vuelta a parar en el 9 sin que nadie ingresara, y el olor a lavanda se
hacía más persistente, era evidente que algo extraño
pasaba, y yo ya estaba inquieta pero de alguna forma, me sentía
atraída. Así continuó toda la jornada, cada vez que
venía de bajada, invariablemente paraba en el 9 piso.
Supiste, me dijo Alicia, murió el señor del noveno, siempre
me preguntaba por ti cuando no venías.
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