Y pensar que todo aquello que creíste tan lejano y se encuentra tan cercano no es para nada malo, ni siquiera perplejo.
Solo te sientas con rencor a olfatear el aroma atontado de tus memorias y a reproducir la misma canción una y otra vez, ella.
Duerme bajo pétalos hermosos y chistosos de muchos colores que se bambolean entre si, y tu lamento una y otra vez mas te sondea abruptamente.
La sensación de un papel roto no es la que deja tu alma, mas bien la de uno arrugado, arrugado y mojado, sucio entre el barro producido por alguna lluvia lejana que se mezclo con tus lagrimas.
Tiritas como una lapicera indecisa de escribir que desecha el ansia de producir algo.
Ya no son tus viejos viajes en los que te costaba escribir, mas bien son los nuevos que caminan por las calles solos, solos y artos de odiarse tanto y de completarse tan poco.
Llorar no resuelve nada y mucho menos sonreír, ahogarte entre tus penas mientras otra apariencia te salva del exterior no es la solución. No importa que se rían de ti, mucho menos que hablen a tus espaldas, siempre adoraste sentir que alguien mas se crea algo mas que vos, y mas bien adoraste darte cuenta que no lo son.
La vida entre tus manos no es feliz ni tampoco triste, neutral y aunque tu no quieras eso serás, porque no te animas a mas, y porque no te crees mucho menos, y así terminaras tan lejano y tan cercano, para algunos malo, quizás atontado y para ti que mezclas tus lagrimas con la lluvia simplemente ahogado,
ahogado y mirando.
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