He tirado al Amor por tres ventanas consecutivas y ya no alcanzo a ver su esqueleto sobre el pasto. He rogado a la noche por otros nombres, otro andar, otros ojos sobre el mundo. He tirado al Amor y me he tirado tras el. Desde aquí, ya no veo mis ventanas. Desde aquí, ya no veo.
Texto agregado el 25-09-2010, y leído por 129 visitantes. (2 votos)