Era un día cualquiera para Javier. Después de conversar a través de Internet con sus amigos y ver un poco de televisión por la noche, se fue a dormir al igual que en cualquier otro día. No le costó mucho dormirse, ya que se había levantado temprano, por lo que en poco tiempo ya estaba profundamente dormido.
Es así como entró en el mundo al que se ingresa cuando tenemos un poco de suerte y agarramos un sueño muy profundo. Aquí estaba Javier caminando por un centro comercial junto a Adolfo, su amigo, cuando de repente este le pregunta.
-Oye, ¿Has escuchado la canción del Apocalipsis?
-Mm, creo que no- Respondió Javier.
-Entonces bajémosla – Agregó animado Adolfo.
Fue así como en esas casualidades que sólo en los sueños se encuentran llegaron a un computador y comenzaron a bajar el cuestionado tema. Apenas terminó la descarga, empezaron a reproducirla. La canción comenzaba con un raspado y grotesco grito típico de canciones caracterizadas por su brutalidad, pero algo raro ocurría, ya que en ese instante el cielo comenzó a oscurecerse y a tomar un tono rojizo. De repente se escucha un vidrio quebrándose y posteriormente un grito desesperado de carácter femenino.
Debido al miedo que le produjo este sueño, Javier despertó un poco agitado. Miró hacia la ventana y observó que el cielo todavía estaba oscuro, por lo que se asustó aún más. Después se enteró de que eran las 6 de la mañana y que todavía no amanecía, por lo que se relajó. Luego de eso, se levantó de su cama, tomó una ducha, desayunó y se encaminó hacia la salida del departamento. Cuando salió de este y se dirigió hacia la calle, notó que todavía no amanecía. De pronto la tierra comenzó a temblar y el cielo tomó un carácter rojizo. Inmediatamente Javier golpeó su mano para sentir dolor y despertar, pero esto no era un sueño. Segundos después el estallido de un vidrio estremeció los oidos de Javier, seguido de un desesperado grito femenino.
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