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LA ESTANCIA DE JESÚS MARÍA
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por Alejandra Correas Vázquez


DEUDA Y DEUDORES
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Don Félix Correas de Larrea adquirió al Cabildo de Córdoba, los dominios de aquella gran estructura histórica creada por los Jesuitas —la Estancia de Jesús María— allá en las postrimerías del siglo XVIII (búsquese en el Archivo Histórico cordobés) y no tuvo este mendocino que trasladarse hasta la ciudad de Córdoba desde su ciudad andina, para firmar la escritura de compra. Su firma, la del escribano interviniente y el sello del Cabildo cordobés que figuran en el archivo provincial, están estampadas en Mendoza, la bella y elegante ciudad colonial de viñateros y bodegueros prósperos, desde siempre, desde su comienzo.

Fue una adquisición muy particular, pues no se la paga de inmediato (era de un valor inmenso y quizás en Sudamérica nadie contaba de golpe con aquel monto) y nunca los Correas de Larrea llegarán a cubrir totalmente su precio a pesar de su progreso como empresarios, lo cual es llamativo. Fueron amortizándolo año a año durante tres largas generaciones (sea dicho esto de paso, para aquellos que creen que el sistema moderno bancario de préstamo hipotecario, es una invención de nuestros actuales siglos). Esta compra “mediante deuda hipotecaria” está documentada en el Archivo Histórico de Córdoba.

Esa inmensa adquisición de la Estancia de Jesús María convirtió a la familia Correas de Larrea en una familia endeudada por tres generaciones. Gozaron de prestigio social en Córdoba (lo cual es cierto), de relaciones políticas importantes, de crédito financiero inclusive con el Cabildo para reformas (préstamos que aún más los endeudaban) ... Pero nunca llegaron de verdad a enriquecerse como para viajar a España. O vivir en Potosí o Chuquisaca —el anhelo de todos los Indianos del cono sur— su vida fue de un ahorro continuo… Estudiaron sus hijos siempre en Córdoba, poseían la estancia más grande y lucrativa de la provincia de Córdoba del Tucumán … ¡Pero la debían, por hipoteca!.

Vivieron con gran decoro pero sin ostentación, con economía pragmática y vigilante paso a paso. Puede verse que en el testamento de Joseph Orencio (hijo de Don Félix) a su segunda esposa, la cordobesa Justina Narvaja, aclara con detalle que le ha obsequiado unos zarcillos. Lo cual indica que no se llenaron de gran cantidad de joyas ni poseían ningún tesoro escondido. Su único tesoro fue su trabajo honesto para sacar a Jesús María de la ruina donde cayera luego de la lamentable expulsión Jesuítica.

Incluso el comprador —Don Félix— no envió allí a su hijo mayor (el mayorazgo heredero por ley de todos sus bienes mendocinos, pues el Mayorazgo como tal, recién será abolido en Argentina en 1880). Sino que envió a un segundón… Josep Orencio. Lo que demuestra que no quería arriesgar a su mayorazgo, Juan de Dios Correas de Larrea (con el tiempo suegro de Lavalle y gobernador de Mendoza), en una empresa insegura. Había que pagar año a año, moneda tras moneda al erario cordobés, la mayor parte de lo que se ganaba con el producto anual de Jesús María.


EL MARQUÉS DE SOBREMONTE
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Su nuevo propietario —Don Félix— nunca viajaría para conocerla. Era un inversor. Tenía bienes prósperos en Mendoza con los cuales garantizaba esta compra. Fue el gobernador de Córdoba, el Marqués de Sobremonte, quien se interesó en él.

Era algo propio en este eximio gobernador, emprender un proyecto nuevo adonde llegara —con su blanco carruaje versallesco— recorriendo su marquesado (nadie sabe hoy que para la administración española Córdoba del Tucumán era en realidad un Marquesado, o sea tierra de frontera). Y buscaba él mismo a la gente que necesitaba para tener éxito en su gestión.

El Marqués de Sobremonte estudiábalos con minucia, con captación propia, y entrevistaba él personalmente a cada uno de ellos, a fin de no equivocarse. Los visitaba uno a uno en sus domicilios, y por ende, llegaba a conocerlos por completo. Haciendo uso de esa agudeza psicológica que fue notable en él, y que le dio triunfos duraderos como gobernador progresista.

Al ser incorporada la Provincia de Cuyo con sus ciudades de Mendoza y San Juan a la nueva Provincia de “Córdoba del Tucumán” (o Marquesado recién organizado bajo el mando de Sobremonte) comenzaba con ello una nueva etapa de vida, donde. Cuyo se separaba de Chile para siempre. Mientras que Córdoba a su vez, también estaba ahora separada del Gran Tucumán (que perteneciera a Perú)…. Fue entonces cuando el Gobernador Sobremonte viajó hacia Mendoza para proponerle, a este viñatero y bodeguero Correas de Larrea —de larga experiencia familiar y muy activa en el rubro— continuar produciendo :

…¡El Vino del Rey! ...

El cual ya comenzaba a faltar en la mesa del Rey, pues Jesús María había dejado de producirlo desde la expulsión jesuítica. Era un reto. Había que tomarlo o dejarlo...Y el Marqués aguardaba el “Sí”.

La llegada de esta espléndida comitiva nobiliaria encabezada por un Marqués ataviado con toda la moda borbónica (aún desconocida aquí, de traje celeste, tacos altos y peluca blanca) hasta esa solitaria región mendocina de la Cordillera de los Andes (provincia de Cuyo), causó una sensación desconcertante entre los mendocinos.

Gente aislada entre las nieves eternas de los Andes, abocados a una tarea paciente por generaciones (como es la vida en los viñedos)… tuvieron que meditarlo. Eran chilenos hasta ese momento, hasta allí. Con aduana propia, con leyes chilenas diferentes, con otra historia de vidas y parentescos cordilleranos hacia el océano Pacífico. ¡No sabían aún qué porvenir les aguardaba ahora —unidos a Córdoba— por decisión de un rey Borbón!. Su contacto con lo que hoy es Argentina y sus habitantes, en aquel tiempo,. era nulo.

Mendoza fue un frontera chilena (hoy al revés, es una frontera de Argentina con Chile). Había aduana para vender su vino mendocino (chileno entonces), a las que hoy constituyen sus provincias hermanas. Los hijos de Don Félix al final de sus vidas dirán aún en sus documentos ológrafos, sus testamentos, que son chilenos. No para dar vueltas las cartas en una situación limítrofe ya irreversible (Mendoza nunca más volvería a Chile), sino para definir un linaje. Una procedencia, un solar, lo que en herencias de Mayorazgos, es de mucho valor.

No fue arbitraria la decisión de San Martín al armar un ejército en Mendoza para la independencia de Chile, cruzando desde aquí la cordillera andina. Contaba con la adhesión natural de los mendocinos de aquel tiempo, que tenían lazos fraternos muy arraigados todavía, con sus troncos familiares chilenos asentados del otro lado de la cordillera. Les costaría mucho a todos ellos, los cuyanos, romper aquellos lazos emocionales de dos siglos. Y ahora en cambio, nunca dejarían de pertenecer a la Argentina, pues los mendocinos de hoy se identifican con ella, porque han pasado otros doscientos años más.

Mendoza contaba mucho para los intereses del Gobernador Sobremonte,—a fin de dar éxito a su gestión— con bodegueros de tradición española que hacían el “mosto” y un vino “patero”. El refinamiento y estacionamiento se lograba en Chile. Pero Cuyo producía la mayor cantidad de uvas (hasta hoy).

La ciencia del vino no se improvisa. Es hereditaria. Requiere conocimiento. Y el Marqués de Sobremonte necesitaba de estos viejos bodegueros y viñateros cuyanos (que habían vivido un poco a la sombra de los chilenos entregándoles “materia prima” de primera calidad), de modo que usó este argumento para despertar su interés de independencia comercial. Y los convenció de su sumarse a su proyecto, para continuar produciendo a buen nivel, la excelente marca de Jesús María.


CEPAS MENDOCINAS
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Hoy día Jesús María ya no produce más el Vino del Rey que servíase en las cortes europeas, desde que se fueron de allí los bodegueros Correas de Larrea. Pero sí continúa vigente en Mendoza como marca internacional, con el nombre de Navarro Correas. El Vino del Rey de Jesús María se hacía con uvas mendocinas, su secreto eran las Cepas Mendocinas (secreto que hoy tienen los vinos españoles).pero maduradas en Jesús María, aún en tiempos jesuíticos.

Y esto lo sabía el Marqués. La tierra cordobesa no produce uvas de calidad, pero sí tiene un excelente clima para la bodega. Un clima de privilegio. Hoy día Mendoza envía “mosto” en aviones a España (Yo he sido testigo de ello en Barajas) que luego estacionadas, maduradas y envasadas, llevan marcas de la Comunidad Europea.

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Texto agregado el 24-09-2010, y leído por 102 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
24-09-2010 me he bebido este relato como un buen vino del saber divinaluna
 
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