Si uno se pone a soñar, el alma siempre vuela a cualquier remoto lugar o a la cercana callejuela. Lo hace sin premeditación y en su libre albedrío pues no sabe la razón de porque soñando, me río, o en que cerrado cajón se esconde el delirio. Por eso mi alma vuela, en un absurdo pensar que va del todo a la nada, cuando dejo de soñar. Soñar y soñar… a Toñi González Joan © Bosch 24/09/10
Texto agregado el 24-09-2010, y leído por 100 visitantes. (1 voto)