Oculto en el horizonte doy tiempo a la llegada de la noche, a la fragante lucha de la tierra por cautivar el sol y teñir el valle de negro. Un sólo rayo de luz tardío acaricia la bruma negra.
Bruma que trae sonidos acompasados de extraña realidad, la extraña soledad del dormido enajenado por la simple oscuridad que pernocta de prestado ¿será quizá el final de mi recuerdo?
Mientras, mí alma esta penada al ser esencia de amante; te contesto que no importa que vayas de repente a tu existencia, que olvides de momento la letra que tanto costó surgir de un corazón entregado, ¿no oyes suspirar la noche? ¡Escucha!
Te convertiste en noche, “amor”, para aliviar mi desvelo con tu llegada. Te convertiste en noche, “amor”, para azorar mi poca cordura.
Dime ahora “amor”, qué sientes al dibujar tu rostro de estrellas, al compartir tu luna conmigo. Dime ahora “amor”, qué sientes siendo noche… y yo día…
¿Lográremos quizás unir nuestros astros en forma de manos, de labios, de cuerpos; siendo tú, oscuridad… y yo luz…? No, “amor”; sólo te contemplare un instante cuando caiga la noche, sólo te contemplaré un momento cuando levante el día.
¿Te puedo yo pedir acaso que dejes tu luna? ¿Me puedes tú pedir acaso que deje mi sol? No, “amor”, seguiremos siendo noche y día, seguiremos siendo amantes, gozaremos siendo tú puesta y yo amanecer…pues el aura de luna seguirá llenando mi corazón ardiente. |