¿Qué sucede? No comprendo, 
encuéntrome aquí encerrado, 
dos hermanos, cuatro amigos 
compañeros de aventuras 
desde que éramos terneros. 
 
Nos sentimos muy nerviosos 
por causa del griterío 
ya que en Madrid los humanos 
celebran a San Isidro. 
 
No comemos por dos días 
bebiendo lo necesarrio 
esta mañana tres mozos 
los hijares nos golpearon. 
 
Me han arreado en un corral 
y hace solo unos instantes 
me clavaron dos listones 
sobre mi cuello con garfios. 
 
Me da ira el atropello, 
se abre enfrente una puerta 
me avalanzo con arrojo, 
buscando escape o amparo. 
Ante mi veo una plaza 
de blanca arena y redonda 
un bullicio insoportable 
que llega desde las barreras. 
 
Los humanos me provocan 
sacudiendo rojas telas 
arremétolos con furia, 
me esquivan cobardemente. 
 
Me presentan dos jinetes 
y me siguen desafiando 
muy valiente los ataco 
y al momento de tocarlos 
un puñal me rasga el morro. 
 
Aquel dolor es intenso 
es una profunda herida 
sangro casi a borbotones 
mas en lacerarme insisten. 
 
Gran dolor tengo en el cuello 
bajo la testa cansado 
ante mi hoy se presenta 
minúsculo ser armado. 
 
Me le arrojo ciegamente 
y en el preciso momento 
salta rápido a un lado 
empujando dos maderos 
de fino acero dotados 
que se aferran con agravio. 
 
Luego empujan cuatro más 
¡Dios mío! ¿Por qué el tormento? 
Ahora salen más hombres 
con lo que llaman muletas. 
 
Cada vez que los ataco 
y cada vez que me evitan 
la multitud en sangrienta orgía 
se desgañita ¡Olé! gritando. 
 
Yo ya no resisto más 
estoy cansado y sangrando 
y el hombrecillo primero 
colócase frente a mi rostro, 
no lo distingo muy claro 
con turbia mirada veo. 
 
Me reta con sordos gritos 
"¡Aja, toro, aja!" dice. 
A penas moverme puedo, 
cuando yo menos lo espero 
aquel hombre se avalanza, 
siento largo, afilado acero 
que me corta las entrañas.. 
 
Aún me queda alguna fuerza 
yo no me doy por vencido 
siento que mi muerte llega 
y uno de estos malvados 
tomando tosco cuchillo 
ya mi médula cercena. 
 
Caigo de rodillas, no muero 
pero estoy paralizado 
se escucha aún la algazara 
y coronan la ignominia 
me cortan orejas y rabo. 
Al final de la jornada 
el torero sale en hombros, 
yo por bueyes arrastrado.. 
 
Mi carne será comida 
y mi cuero a la curtiembre 
mis huesos serán brindados 
para que se harten los perros. 
Cuando amanezca mañana 
no seré ni un recuerdo 
Es la gran Corrida de Toros. 
 
Se celebra al buen santo 
y por toda una semana 
con asesinatos diarios. 
Ahora muerto, me pregunto 
¿Por qué son tales honores, 
si esta es una tradición 
fué San Isidro torero? 
 
 
(Dedicado a Almaguerrera, 
quien me diera la idea 
con sus escrito "Tradiciones)  |