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Inicio / Cuenteros Locales / elmosquito / UN MINUTO ENTRE EL CIELO, EL INFIERNO Y LA TIERRA.

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A mis escasos 67 años, por primera vez me dio un padecimiento, al parecer de mi familia, era urgente llevarme al doctor, uno con mucha experiencia, el mejor caro, digo claro era un acuerdo de familia y ni modo. El doctor hizo su diagnostico y sin muchos trámites con otros médicos en rueda de prensa, perdón, rueda de médicos, rápido me vi en la plancha de operaciones, rodeado de gentes que ni conocía, sólo me decían “tranquilo no te va a doler, no te va a doler”, alcancé a ver vagamente a un doctor aproximadamente de dos metros de altura, quizás fue por el efecto de la anestesia, pero si tenía en su mano una pequeña charrasca, con mucho filo y me hizo una dizque pequeña alcancía desde el ombligo hasta ….. Abajo, un poquito más y me deja listo para usar vikini de hilo dental

De repente todo fue oscuridad, veo una puerta, toco y me recibe un hombre barbado y me pregunta ¿cuál es tu nombre? Le contesto: me llamo Jaime, él busca en un libro, varias veces me dice: No, no estás aquí. ¿A qué viniste? No se le digo. Pues hay un error, todavía no te toca, sin embargo, le vamos a preguntar al jefe. Toma su celular y lo consulta se dirige a mi y me dice: dice el jefe que de ni ninguna manera te puedes quedar aquí, ni tienes méritos, ni te toca, pero además dice que te conoce muy bien y eres capaz de incomodar a las once mil vírgenes.

Me dio un boleto para el metro y me dijo: no te vayas a bajar, vete al otro parque y yo voy a hablar para que te reciban. Más rápido que un relámpago llegue a un lugar iluminado, el parque, me recibieron unas edecanes hermosísimas, me pasaron aun salón con un bar lleno de vinos, alcohol, tequila, mezcal, whisky, coñac, brandy, bueno de todo, me presento en recepción y me dice el encargado ¿cómo te llamas? Jaime le contesto, aparece una pantalla enorme teclea y nada, otra vez y nada, la computadora sólo hacia como relámpagos, nada más. Se enoja el fulano vuelve a teclear y aparece un letrero en la pantalla. “a éste no computo” le digo, no, yo no me llamo así, en eso aparece el mero jefe del salón, bien vestido con unos cuernitos como de becerro de año y me dice así: mira, tienes muchos méritos para estar aquí, además ya me llamó Pedro, con una recomendación especial, pero como ya te conozco cabrón y te as dedicado a hacerme la vida imposible en la tierra, no te quiero aquí, porque como bombero eres capaz de apagarme el infierno, y el gas lo dan muy caro, así que mejor ¡sáquenlo de aquiii! Y me sacaron del brazo, de angelito, no las edecanes, ahora unos negrotes enormes, luego todo oscuridad, cual metro, ni luces ¿y ahora que hago?, me pregunté, solo y sin saber que hacer.

De repente una luz me lastima, abro los ojos y veo a los doctores con una sonrisota de esas que dicen “ahora si vamos a cobrar”, y mi esposa emocionada exclama, hay viejo que buenos médicos te tocaron y le digo ni tan buenos los cab….nijos, lo que pasa es que allá no me quisieron recibir.

Texto agregado el 23-09-2010, y leído por 102 visitantes. (0 votos)


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