Me encanta ser imprevisto
y abrazarte por la espalda
para acariciar el vientre
que es hogar de toda vida
y del deseo floreciente
que sólo en ti siento.
Me gusta verte desnuda
en la total oscuridad
porque veo en mis manos
que estas vestida de la eternidad
de dos mortales humanos
que viven con su alma abrazada.
Me agrada besarte la piel
sin el mas mínimo desperdicio,
poro a poro y arruga con historia,
hasta caer en el precipicio
de la locura en toda su esencia
con la razón que nos es fiel.
Pero lo que más me complace,
es escuchar los silencios
con las breves palabras
que brotan de tus ojos
en todas las alboradas
que vuelvo a verte.