Ella había insistido en venir a misa conmigo
Algo que muy pocas veces hago
Arrodillado sobre el reclinatorio la observo
Esperando comulgar ante el altar
El padre se acercaba con Dios entre las manos
Mientras pronunciaba las palabras
Domine, non sum dignus, non sum dignus
Y me pareció cruelmente injusto
Que Cristo se expusiera como pedazo de pan
Desde hace siglos, en todas partes
Permitiendo que la humanidad
Hiciera con él lo que quisiera
Con que desesperación ha de amarnos el señor
Para ponerse así a merced de los hombres
Que apenas comprenden el significado
De esa maravillosa palabra
Mientras pensaba avergonzado
Sentí una sensación de exilio
Allí donde todos se arrodillaban
Un extraño sentimiento surgió en mí
El amor que uno siente por lo perdido
Ya sea una criatura, una mujer
O algo sumamente querido.
Texto agregado el 21-09-2010, y leído por 134
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