Me arden los ojos
por no poder llorar
los mares y ríos
que navegan aquí dentro,

en su defecto
o virtud,
esbozo sonrisas.
Sonrisas de fuego…

Lloré a pleno pulmón
mil melodías mudas,
y canciones sordas a granel.

Es tan ridículo mi corazón,
que dibuja borrosas
marionetas de trapo
pendientes de un solo hilo,

que bailan a contratiempo
del son de mis latidos,
rápidos y lentos.
Preciosos golpes interrumpidos…

Si miro a un lado,
mi silueta reflejada en la pared
me señala y se ríe.
Sé que quiere parecerse a mí, pero no lo dice.

La luz se apaga
y me abraza la oscuridad.
Me mantengo en silencio
por que creo, que ella también tiene miedo…

Sí, hablo con el silencio.
Es posible que esté volviéndome loca,
Y no es porque me faltes,
es porque a veces me sobras.