"...En la Isla lo llamaban amador de caballos, pero nadie sabía bien por que..."



Ven a vivir en mí.
Con fuerza, o lento. Como quieras.
Siembra girasoles en el espacio entre mi cuello y mi mandíbula.
Nombra cada peca de mi rostro con un beso. Sube la cima nevada de mi nariz, arriésgate a escalar con tus dedos el empinado camino hacia mi entrecejo.
Quedate sentado en los bordes dibujados de mis cejas y espera por la última lluvia de Septiembre. De esa primavera joven que se ha quedado a vivir soleada y ventolera en lo más alto de mi frente.
Déjate enlazar por los arrecifes entre mis brazos. Nada entre el tumulto de mi torso, más hazlo con cuidado, pues hay leyendas de un monstruo rojo viviendo bajo mis costillas.
Bucea junto a los multicolores peces entre los volcanes de mis pechos, y duérmete confiado bajo la Luna de mi ombligo, porque te amo con la devoción de los santos. Te añoro con la fuerza del miedo, con la entrega de los mártires.
Eres para mi alma como la teta del mundo. Bebo de ti, más nunca me sacio. Te me multiplicas dentro, arrobado, y de tus miradas siento hambre. Comería de tus risas, haría reir a tus lágrimas.
Me has preñado la matriz de deseo, me has modificado la carne de los dedos, con tu toque tan solo. Has bendecido mis fechorías, perdonado mis generosidades y te sigo como la rata a la flauta, hipnotizada, enferma.
Esclavízame a tu destino.
Con fuerza, o para siempre. Si así lo quieres.
Porque te amo la tosquedad de las facciones, la dulzura impía de tu serenidad. Y mientras el mundo se regocija con su luz y sus colores, yo vivo en tu oscuridad. Mientras el mundo camina dormido-despierto, yo solo quiero que vengas y me hagas el amor en blanco y negro.



http://www.youtube.com/watch?v=sHhVydgvuAc