Una mano vacía, un ojo y un oído. Es el hombre incompleto, que dice palabras que flotan de su cabeza a otra, sin dirección ni sentido. Palabras vacías que se dicen,y que no dicen nada.
Hay una palabra que quiere llegar a un oído, que no es el de otro, sino el de él mismo, para tal vez al escucharla sienta lo que en ella existe, lo que ella vale, y así por un segundo si quiera haya sonido, haya más, y no sólo vacío.
Tome esa palabra, guárdela, cuídela, mírela crecer. Esa palabra importa, tanto que no merezco escribirla aquí, ahora, solo porque sí.
|