Hoy es un día de esos. Esos días en que no sabes quién eres, qué quieres y porqué. Todo pierde lógica y sentido, te sientes dividido en miles de partes, todas juntas conformando un extraño y confuso rompecabezas de ti mismo.
Una parte de ti quiere gritar y llorar, pero temes profundamente al estigma de ser considerado un emo. Otra parte desea cantar desafinadamente canciones románticas y sentimentales, pero a escondidas, pues te podrían calificar de mamón. Una pieza quizás quiera tirarse en un sillón toda la tarde a ver televisión a reírte de las vidas de los demás, pero no vas a atreverte a confesárselo a nadie, pues es cosa de gente superficial e inculta dedicarse a tal tipo de entretenimiento. Tienes miedo a ser sorprendido en pleno acto de gula, o pasando las horas sin dejar de poner la vista sobre la página inicial de facebook, psicopateando a aquellos que no tienen tiempo para tal estupidez.
Hoy te sientes distinto, como si te hubieras separado en diversas versiones de ti mismo. Mañana será diferente, verás con burla tu estado pasajero de confusión, y te reirás de aquellos que lloran, cantan canciones románticas, los que se pasan el día frente al televisor, los que comen para sentirse mejor y los que no tienen nada mejor que hacer con sus vidas que no despegarse de la página inicial de un sitio de internet.
Reirás de ellos, y olvidarás que algún día fuiste, y quizás volverás a ser, un emo, mamón, superficial, ansioso y sin vida. Al fin y al cabo, todos nos reducimos a eso… sobre todo durante esos días.