La peor de las suertes, el ojo que ve lo inalcanzablemente nulo, lo apagado. Lo imposible sobre el tacto, el paladar vidrioso como ensueño de gotera. La peste memoriosa de lo Nunca en el mantel, acompaña mi muerte un brindis seco. La suerte inversa. La inversa suerte como ida en otro lado. Lo acallado entra en tres ventanas. La noche sueña sus silencios. No hay nada que nombrar.
Texto agregado el 18-09-2010, y leído por 132 visitantes. (2 votos)