Ahora lo entiendo...
Entiendo por qué un rayo de sol
que antes me iluminaba y
me transportaba a un nuevo día,
ahora ciegue mis ojos desnudos,
de mirada profunda y sincera...
Entiendo por qué la luna, silenciosa,
con su manto luminoso...,
que mi alma buscaba para llenarse,
observe triste la ausencia de estrellas
que delimiten el horizonte de mi mirada perdida...
Entiendo por qué la existencia de la lluvia,
que antaño traía a mi alma
aromas añorados con feliz nostalgia,
sea sólo el eco de una vana decepción
de almas muertas en vida...
Entiendo que un oasis deseado
sea un espejismo roto;
que un manantial de vida
desemboque en las cloacas de la desilusión;
que mi arcoiris multicolor
sea proyectado en blanco y negro,
mudo a los ojos del mundo
que no me ve...
Lo entiendo y me duele...,
como entiendo el amor y me hiere...
Me duele el abandono del alma
ante intereses vanos y pasajeros;
me hiere la pena de sentir como verdad
estrategias infundadas de gente
que dice quererte...;
me hunde la ausencia de verdad
disfrazada de sonrisas amistosas,
el llanto pasajero, de remordimientos
que piden disculpas
ocultando la daga envenenada...
Entiendo mi decepción, pero no esa pena
que no me pertenece sentir;
entiendo el dolor, pero no
la angustia de la impotencia;
entiendo el llanto, pero no
que no consiga lavar mi alma;
entiendo la muerte, pero no
que su existencia me aleje de la vida...
Mi magia es esa, precisamente...
El seguir cuando me paran...,
el parar cuando me empujan...,
el arder cuando me hielan...,
y el amar cuando me odian...
En la contradicción
hallaremos la verdad...
Entonces la tristeza
se tornará alegría,
y el llanto sólo existirá
como manantial de vida...
(05/11/03) |