No voy a comer hoy. Para que me ames.
Voy a caminar de puntas para tener talones perfectos, balanceandome sobre mis tacones, diez sueños sobre el suelo.
Escudriñaré la maraña negra de mi pelo, perfumaré mis párpados y maquillaré mis ingles antes de siquiera soñar contigo
(Dios mío, lo que te haría si te tuviera)
Saldré de la cama envuelta en niebla, adormilada, mujer-loba de pestañas como alas, sentada al margen de la vida, desnuda, mientras las puntas de mi cabellera descansan sobre el nacimiento de mi espalda.
(Me llenaría la boca de ti, hasta no poder respirar, los ojos fijos en tu cara)
Bañaré mi cuerpo con el agua de tu pensamiento, los dedos tibios dentro de insospechados lugares, mordiendo mis labios cuando imagine que me recorres, inclinada la cabeza, entrecerrados los ojos, un gemido desplegandose como una flor en mi garganta, las piernas heladas, el vientre en llamas.
(Te rogaría que me tomaras con fuerza, que te enredaras en mi y te me derramaras, donde quisieras, y arrodillada y devota te recibiría, como virgen bautizmada con la tibieza de tu semilla)
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