“Todavía quedan restos de humedad,
sus olores llenan ya mi soledad…”
(Pablo Milanés -El Breve Espacio-)

Te retrato desesperado, no sé hasta donde podrá llegar mi poema
tengo urgencia de llenarte la sonrisa de renglones
que los gorriones te maquillen las mejillas de carmesí,
tus letras me queman el ocaso en infatigables mañanas
pugnan por escapar por el visillo de mis dientes,
se hacen bosques para tapizar las rocas con tu nombre.

En tus estivales pestañas centellea el instante,
cedo y caigo tramo a tramo en la tormenta de tus dedos
un sutil aliento deshoja mi cuello ¡Oh, violento destino!
con las llamas del paraíso incendiamos el infierno
el viento juega con las cenizas del patíbulo
(donde día a día) el mundo crucificaba sentimientos.
Las estrellas, cómplices, se abandonan sobre la nieve
Amor, ya podemos hacerlo,
después de abarcar el infinito con nuestros besos
podemos volver a hundirnos en el opaco mundo.
(Para volver inevitablemente al primer verso)