La maestra de primaria mostraba en su rostro un gesto de satisfacción a causa de la venganza cumplida cada vez que al pasar lista al inicio de clase nombraba a Carmen por su nombre de pila: María Concepción del Monte Carmelo. Desde luego la simpleza de carácter de los escolapios desencadenaba la risa, que la maestra complaciente secundaba no sin contenida alegría. Y es que Carmen era un huracán ya desde sus tempranos doce años. Con el tiempo y desde luego muchos años después, el nombre se fue reduciendo, como por efecto de la crisis económica, a María del Carmen, y luego, cuando la crisis era sobrevivencia de los tiempos modernos, minimalistas a la fuerza, solamente a Carmen. El colmo fue cuando la conocí, porque el nombre lo deformé a un ilustrativo: la de Bisset. Y es que mujer de tormentas, de pasiones a flor de piel, no me la podía representar sino como la heroína de la monumental opera. Quizás me sobrevaloraba, porque al ponerle ese sobrenombre, quizàs, inconscientemente me veía como el matador provocador de desfallecimientos femeninos. Y con estos aires y una mente ofuscada por mezclar imagenes cinematográficas, efectué un "collage" entre la Carmen de Bisset y la fierecilla domada de Shakeaspeare, representada ésta por la sobria y exótica belleza de Elizabeth Taylor. La contraparte a este ícono femenino imaginario me sentaba bien, el matador de cojonuda galanura y el Richard Burton, vejete alcoholizado y cacarizo de flema inglesa.
Fue un noviazgo tormentoso que más de una vez desencadenó escenas réplicas de ¿Quién la teme a Virginia Wolf?
Y si, a pesar de este cuadro tan alejado a "las buenas conciencias" vivimos tiempos felices, aunque la verdad, sin conseguir mi propósito, domar a la fémina. Porque cuando estaba a punto de hacerlo, de dar la estocada definitiva, ella, ya simplemente Car, se incorporaba y lanzaba la cornada paralizadora.Con el paso del tiempo ella fue recuperando los años pasados, de car llegó a Carmen, luego a María del Carmen y ahora en esta sala de hospital donde estoy postrado, alcanzo a ver su nombre en la responsiva de la intervención quirúrgica:María Concepción del Monte Carmelo. |