A UN LOBO ESTEPARIO


(Caminante son tus huellas el camino y nada mas,
caminante no hay camino, se hace camino al andar.
Al andar se hace camino y al volver la vista atras,
Se ve la senda que nunca has de volver a pisar.
Caminante no hay camino sino estelas en la mar).
Antonio Machado

Ya marcaba las doce del reloj cuando el amo en su desanimo y decencia liberó al único lobo que le hacia compania en momentos desolados, desamparados y desiertos llenos de aflicción. Como único don y obsequio que podría brindarle a su longevo amigo le otorgo la libertad a aquel cachorro que alguna vez conoció en las alturas de las montañas y ahora era un viejo lobo que lo miraba angustioso por aquella vida desecha y arruinada alejado de su manada. En ningún tiempo conoció desde su celda el olor de las praderas. Solo subsistia como un vegetal confinado a recibir su alimento.
El amo tambien un viejo, abrió las rejas de la carcel de su fiel amigo y el lobo dudoso y pensativo lo miro con sus ojos humillados, con su cuerpo sometido que no conocia otro hogar que las cadenas y las rejas, recorrió por ultima vez el cuarto donde se alojaba aquel anciano y como dos amigos que saben que nunca volveran a verse abrio la puerta de roble y marcó en la penumbra de la noche sus lentos pasos en el verdor de la pradera miro hacia atras aquel primitiva guarida. Bajó por las colinas, se aproximó a un árbol y amaneció en aquel sitio escarchado por los vientos serenados de la madrugada. Recordó cuando su amo en las noches de invierno lo liberaba de sus cadenas y compartio con el, el manto calido del fuego.
Ahora sentía la heladez de la soledad y el gran obsequio de su albedrío con un nuevo brillo en los ojos, con su estomago vacío contemplaba los rayos del amanecer y el reflejo de ese gran lago. Todo parecía moverse todo parecía tener vida desde aquel lugar. Como un ser ingenuo que nunca supo lo que era la independencia, dispuesto a dar todo su ardor y voluntad. A pesar de sus musculos tullidos, lisiados y sus canas pobladas como un ser que acaba de cobrar vida desde la sombra de aquel arbol se alzó de aquella pradera para luego caminar fatigosamente.
Cuando el sol cubrió todo su lomo halló bajo un pino un conejo se aproximó, aun estaba tibio a la sombra del medio día con apetito ávido y voraz lanzo su primer mordisco cuando en la sombra de un arbusto un ser desprovisto de forma lo ataco el lobo dio media vuelta y se dispuso a defender su alimento recibió un gran mordisco en su hocico Luego levanto su cabeza agarro a aquel adefesio de su costilla dio una vuelta en el aire y lo arrolló contra el piso poco a poco dejo de moverse ahora solo era un cuerpo inerte finalmente el lobo agotado y adolorido se dispuso a saborear aquellos dos manjares, ya saciado. El lobo se acostó de nuevo en la orilla de una colina vio una masa azul, la mar la que alguna vez escucho hablar a su antiguo amo. Pasaron varios dias en el que su estomago pedía a gritos alimento en el ardor de una tarde se dispuso a cazar un venado no era presa fácil son seres muy veloces su única opción acorralar a uno de ellos se abalanzó con sus patas traseras y propinó una herida fatal a aquel venado, ya desfallecido emitió sus últimos quejidos aquel lobo solo esperaba a que su presa permaneciese inmóvil. saciando su apetito y con el hocico ensangrentado percibió un olor familiar a pocos cientos de metros sabia que alguien lo perseguía al poco tiempo desde las laderas de aquellos pinos apareció una manada de lobos dos viejos y cuatro llenos de vileza jovenes y dispuestos a matar el lobo sabía que pronto llegaría el invierno y no podía dejar a aquel venado o moriria de hambre era ahora o nunca defender a cualquier precio a aquel su único sustento se acercaron feroces hacia a el los cuatro lobos mientras los otros movian inutilmente sus cuerpos el lobo se abalanzo hacia un de ellos le mordió su lomo mientras el otro lobo le mordió una de sus piernas todos se hallaban agotados y sangrantes hasta que el viejo lobo cayo al suelo la vieja loba sintió algo familiar en aquel olor se acerco hacia el lo miro a los ojos y se dio cuenta de que era su cachorro quien estaba herido luego su padre se acerco. la madre en su llanto de madre lo lamió con lagrimas en sus ojos y se marcho junto a la manada pasaron varios días mientras que el lobo se lamentaba en su eterna agonia. En la proximidad de otra larga noche apareció el anciano con una mochila en su espalda vio a aquel lobo su amigo lo alzo en su espalda junto a la mochilla y lo llevo de nuevo a su hogar limpio sus heridas lo vendó y le dio un bebedizo que se lo habia dado un indio pasaron varios dias para que el lobo recobrara el conocimiento. Para darse cuenta de que estaban en la vieja guarida de donde habia partido. aquel hombre acarició su cabeza y le dijo:
-o grandioso lobo estepario con gran dolor has comprendido el precio de la libertad camina libre con las olas de la brisa llena de seres feroces e instintivos ese es el valor de la existencia no desfallezcas el lobo aun con las vendas en sus patas y gran parte de su cuerpo camino sin parar de nuevo por los senderos de la vida ahora comprendió su destino firme y determinado como nunca camino sin descanso por largos días de agotamiento y debilidad hasta llegar a las alturas de la colina aquel sitio donde el viejo lo halló. alla a lo lejos divisó a su manada se aproximo, los cuatro viles jovenes se disponian a atacarlo de nuevo pero su madre se interpuso e impidió que lo atacasen luego se dirigió donde su hijo y como cachorros jugaron sin descanso la madre hizo señas a los otros lobos para que se acercaran y compartieran ese momento de alegría su padre tambien se acerco y juntos jugaron hasta el comienzo de la noche. En esa noche de luna llena el lobo descubrió que solo es sabio el que sabe que hacer con su libertad y así pasaron felices sus dias en la altura de las montañas donde de vez en vez pasa por la guarida de su antiguo amigo a complacerlo con su compañia.