En los pesares del augurio
Florece la desdicha marcas negras que marcan un paso encenizado
Cartas de desamor
De un alma incomprensible
Astros que se acuestan en la incandescencia de tus ojos
Hojas afiliadas que penetran tu vientre
Y dan renacimiento
A las praderas
Disecadas y malhumoradas
En una tina estrellada de sin sabores
Y cabellos congelados
Se acurruca la mentira
Mancillada ninfomana que recuesta
Su pasado largo de elegía infinita
Y se ahoga estrepitosamente en la lluvia azul que recurren sus parpados
Marchito y agotado en tres días sin luna el poeta
Espera un ave de inspiración
Pronto llega apresurada por el espesor de su celda
A incrustarse en la blancura de las hojas
Marcando su huella con mares de frases
Astillando un punto final a este pobre poema.