A TI, MI AMADO

A quien yo siempre quise y con locura deseé
que en momentos de quebrantos levantó mi fe
de cuyos labios siempre escuché promesas
y que estuvo conmigo en la soledad aviesa.
Hoy mis ojos derraman cristales de tristeza
porque ante mí te veo en mi lecho mortuorio
luciendo, como siempre, tus dotes de Tenorio;
jugando con quereres y con tu amor malvado
¿Por qué, si tanto me amas, hoy no yaces a mi lado?

Visiones futuristas no veas en mis ojos
ese brillo que ves lo causan mis enojos
de saber que te fuiste sin una despedida
y en un mar de deudas me dejaste sumida.
Seguía, compulsiva, todos tus movimientos;
tenía la esperanza de tu arrepentimiento,
pero hoy -que ya estoy muerta- con flores apareces
¡te juro que mi muerte la pagarás con creces!
¿Me consagras tu amor?, ¡con gusto es recibido!¡Qué bueno que traes flores, porque te vas conmigo!

Besos del más pa'cá
... desde acuyá