LA FLOR EN LA CESTITA EMBREADA
En una cestita, de juncos,
perfectamente, embreada,
quedó depositada, en la orilla del río,
al estilo Moisés... Mi flor amarilla.
Ella, quería navegar,quería embriagarse de luz, de sol y de agua.
Ver, fijarse y comprobar,si había flor igual.
Quería, ver frutales cargados de frutos maduros,
mostrando los más pintorescos colores,
olores y sabores, transformados más tarde,
en sabrosas y variadas compotas
de fruta, de leche y de miel.
En su viaje. La flor vió. Y se asombró, el poder contemplar...
Campos inmensos, sembrados de oro y de sol.
Recogidos, más tarde, en espigas.
de trigo, cebada, maíz y centeno.
¡Qué belleza, decía mi flor amarilla!.
Ver. En medio de los trigales,
unas amapolas rojas, verdes,
tan tiernas, delicadas y sencillas.
La Cestita, perfectamente embreada,
se paró y también decía a mi flor.
¡Cuánto abunda mi color amarillo,en trigos, en jazmín.
En azúcar. En palmeras. En dátiles.
En flores, que más tarde, son convertidas,
por laboriosas abejas,
en cera... En cera amarilla... Y en miel!
El verde, de los campos, en un suspiro,dijo.
Todo... Todo, lo que ves y verás,
antes de ser amarillo, como tú, flor Amarilla.
Ha sido verde esperanza, verde primavera.
¡Es verdad!
¡Toda, toda la vegetación! ¡Es una maravilla!
En colores, olores y sabores.
Los peces rojos,que transportan la cestita,
al entrar en aguas verdosas.
Dijeron. ¡Te dejamos por aquí.
Nosotros, por aguas verdosas,
ni podemos ni debemos pasar.
¿Sabes? Son aguas muy peligrosas.Gracias, se dieron.
Los peces, moviendo sus aletas y la flor con sus hojas y pétalos,
en un bamboleo, silencioso, se dijeron... Adiós.
Una manada, de patos blancos y negros, vieron la escena.
Se acercaron... ¡Cua, cua!
¡No tengáis miedo. Ni la flor ni la cestita!.
Son aguas peligrosas... Por ello, los pececitos os dejaron.
¡Nosotros somos fuertes!
Además nadamos, corremos, volamos, Y os podemos dar conversación.
Siguen por el río. Los patitos decían. ¡Qué alegría llevar esta rica mercancía!. El barquito y su flor.
Pasamos, las aguas verdosas. Llenas, cargadas de hojas y debajo del agua,
algas... Verdes, rojas, pececitos de colores, recorriendo parte del río...
Al atardecer... El sol, se ocultaba, y la luna, salía, cerca. Allí estaba el lugar, donde la manada de patos,
solía dormir y descansar.
Sacaron la Cestita embreada y su rica mercancía.
“La Flor Amarilla”.
La flor, en el pico de un patito ,sonreía, sonreía.
El Pato Mayor, la miraba y al ver y contemplar su belleza,
de flor amarilla, la dejó suavemente en el suelo... Y dentro de la cestita,
se quedó profundamente dormida.
¡Al despertar! Le preguntó el Patito
¿Te quieres quedar con nosotros para toda la vida?.
La flor, abrió sus hojas. Y sus pétalos ,dijeron en voz alta.
¿Por qué no? Aquí me puedo reproducir.
En este lugar, junto con vosotros.
Puede ser... El Edén... De todas las flores,
de una manera especial. De flores rojas
de amapola y amarillas de rosal.
La Cestita, embreada, que ha servido de Barca...
¡Que se quede también!
La cestita... Está preparada, para navegar. Por otros ríos...
Por los ríos de la luna, de las estrellas.
¡Ten cuidado!.Que le gusta, yo lo sé, desembocar en la mar.
¡Gracias Cestita embreada. Gracias pececitos.
Gracias patitos. Gracias mi flor... Amarilla.
Gracias por estar con vosotros este día,
e invitarme a navegar por el río de la vida,
por los ríos de la alegría, el humor, la paz y el bien.!
Julián López Santolino.
Fiestas Pascuales, 3 de Abril del 2010.
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