De una pesadilla me despierto, sobresaltado, desorientado, con la mirada perdida
Un grito retenido cual maullido que se eleva furtivo cortando el cortejo en mis adentros
Sombras que se yerguen desde los recovecos inconexos, inextricables y amarillentos
Me hablan de lo desnudo y florecido, y me llevan a estar vestido de antagonismos.
De ideas preconcebidas se hilan mis camisas, que dejé destilando para poder usarlas.
Y son parte de mi como de mis silencios, y no puedo ser, sino la acción y la praxis
Ya que, vestir ideas de piedra que son cimientos de la luz fuera de la caverna asusta.
Mas no disgusta, pues es lo que forma mi piel y mis harapos, y hacen lana del mañana.
Ropa que vestirá desnudos cuerpos que se mezclan en amalgamas de moral y compañía
Que roban ideales desde las vitrinas y alacenas medio llenas que aparecen en comerciales
Ignorados seremos los que vestimos de rojo y negro, revolución en ideas de descontento,
Golpeados, renegados, mirados de reojo, pues mostramos lo que no ven otros
La clase que trabaja con los ojos pegados a la zanahoria del progreso y el asenso
Y que no nota siquiera que hay quienes se enriquecen de su trote malogrado
Y son dueños de lo que rezan, de lo que visten, de lo que desean porque está impuesto.
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