Las necesidades del alma no están al alcance de la mano, solo puedo acariciar el viento para que cause falsa calma. Pero el alma sigue en tormento con la mísera esperanza de que en la nueva jornada se le suministre su alimento. No es fácil atender a la demanda de comensal tan exquisito que no quiere bocado chiquito y su una suculenta pitanza. Y uno se ve indefenso ante tal demandadora que del Amor hace vida y de la vida un sueño. Hambre de amor… Joan © Bosch 08/09/10
Texto agregado el 08-09-2010, y leído por 108 visitantes. (1 voto)