No recuerdo la última vez
que mis ojos se empaparon
por algo que realmente
mereciese la pena.
De hecho,
sí lo hago.
No recuerdo la última vez
que mis labios estallaron
en una auténtica
carcajada.
De hecho,
esto sí es cierto.
Texto agregado el 06-09-2010, y leído por 169
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