La familia Okoye, emigró a Venezuela por razones ligadas a la industria petrolera de Nigeria. Se instalaron en una urbanización de clase media de la ciudad de Puerto la Cruz.
Cuando la señora Belindah cocinaba, los olores que emanaban de su misteriosa cocina, cautivaban a toda la vecindad. Sobre todo, cuando preparaba su famoso poulet yassa, cuya receta, una vez le pedí.
Marinas desde la noche anterior, un pollo grande, cortado en cuatro presas, sazonado con sal y pimienta y cubierto con la juliana de sendos kilos cebolla y pimentón, en el zumo de un kilo de limones.
Al día siguiente, enciendes brasa en el jardín y colocas las presas sobre la parrillera, con la finalidad de marcar la carne, con doradas hileras del metal de la asadera. Luego pones el pollo en una cazuela, acompañado del condumio de la marinada y lo cocinas durante unos veinticinco minutos, a medio fuego. Contornas con arroz blanco o couscous, las presas servidas, bañadas generosa y elegantemente, con la salsa que queda en la cazuela.
Con esa receta, hace veinte años, cautive para siempre el amor de mi actual compañera y nunca más volví a cocinar.
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