-Pon tu mano aquí.
Hay temor inocente al palpar la protuberancia. La manipulación inexperta de la primera vez no alcanza lo esperado. Hay angustia.
-Despacio. No te desesperes. Deja que la mano la abarque toda. Así. Inténtalo de nuevo.
El colgajo entre sus dedos va cambiando de volumen, pero sigue sin llegar. De nuevo la angustia. De nuevo la misma voz.
-El pulgar aquí. Con suavidad. Hum, eso está mejor.
El movimiento es muy lento; de arriba a abajo y viceversa. La presión, justa donde se requiere.
-Ahora la otra mano. Así, despacito. No pares. Ya viene.
Brota el chorro blanquecino, tibio, abundante. Recorre el corto espacio. Produce un sonido metálico que se vuelve espumoso.
La emoción le hace correr a la casa. Va anunciando la proeza. Tropieza, cae. Llora por el cubo de leche que se le ha derramado.
Texto agregado el 05-07-2004, y leído por 211
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Lectores Opinan
31-01-2005
Felicidades. Logras mantener el misterio hasta el final sorprendente que nos produce la carcajada del equívoco. Muy bueno. Saludos. Monelle
31-01-2005
Ahhh era una vaca!! jajajaja. Muy bueno!!Magda gmmagdalena
19-12-2004
Yo también piqué, qué mal pensada soy...jajaja. Un biquiño. Chus
23-09-2004
me has hecho acordar de una primera vez....jajajajaa...buenísimo!! mis estrellas Lizanka