Es un vaivén de emociones,
a veces en el cielo
volando con los besos que me das,
otras veces bajo tierra
cuando callas todo eso
que mi corazón espera escuchar,
y otras simplemente
me tranquilizan y me equilibran
cuando me abrasas y acaricias.
A veces de día,
otras veces de noche,
a veces nublado se sienten mis ojos,
otras tantas, despejadas
con indicio de una tormenta inexplicable.
Que culpa tienen los besos,
y las miradas cómplices,
si tus ojos me reflejan
un mundo distinto
un mundo cambiante
como la dirección del viento,
que juega con el pelo a su merced.
Como el poeta
que se sienta en la luna
cuando está enamorado,
y otras veces se sumerge en la tristeza
del océano,
para que cuando lo vean,
no distingan si llora o no.
Todo esto,
hasta el amor lo desconoce,
y se retira del alma,
dejando inconcluso el tema,
ni la tinta más cargada de un lápiz
puede dar comienzo a este poema,
ni la cuerda puede
crear una tonada
en representación de los sentimientos,
mas si todo es así,
prefiero cerrar los ojos,
y aguardar sentado
a un gesto, una seña, un abraso diferente
que me de las fuerzas y la inspiración
que tanto quiero expresar,
y decir amor,
no solo un día,
sino una eternidad.
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