Hoteles de paso

Algo muy curioso que he experimentado en el viaje es lo que puedes escuchar una vez que te quedas en el motel más cercano, en mi caso, donde puedo guardar mi moto con una falsa sensación de seguridad, veo que el motel tiene un bonito decorado a pesar que es de carretera, después de pedir mi cuarto me acuesto en la cama y empiezo a divagar en mi mente, mientras escucho, ajeno a mi voluntad claro está, las conversaciones de los cuartos contiguos, es irónico el deseo del libre albedrio, gente con problemas, gente que quiere escapar de las situaciones que los atormentan, o gente que simplemente quieren dormir.

Hace ya bastante tiempo que tuve un momento sin dolor, sin angustias de lo que alguien pueda estar pensando de mí, no porque tenga exceso de ego, solo que cuando le expresas a una persona cuanto la amas, pero no pides una respuesta concreta, puedes estar seguro que podría preocuparte lo que dirá esa persona o lo que pensaría de ti, mi inocencia en aquellos días era casi un manto que me protegía de las duras pero necesarias verdades, se sentía tan bien vivir sin preocuparme por lo que podría pensar ella de mí, alguien que yo quise mucho y llore todas las noches por el hecho de que ella quería estar con alguien más, y ese otro no quería tener nada que ver con ella, verla llorar por él, y no poder hacer nada para evitarlo, excepto ser su pañuelo, fue muy desconcertante.

Me invadían sensaciones de frustración por no poder ayudar a mi ser querido, y esta a su vez, no podía comprender que mi amor por ella era verdadero, cosas que pasan en la vida y nunca figuran en escritos o videos en la televisión o los medios de comunicación. Hace mucho tiempo y muchos kilómetros atrás esas sensaciones de intranquilidad me invadían, pero ahora, lejos de mis preocupaciones, puedo disfrutar de un momento de paz interna, creo que esta es la oportunidad que las personas como yo buscamos: una oportunidad para volver a amar, volver a sentir la felicidad que se siente cuando se está al lado de alguien que se quiere incondicionalmente, sufrí, luche y llore, no fue suficiente para que los pensamientos oscuros dejaran de perseguirme, pero en la cama de un motel de carretera, después de tanto tiempo y espacio, al fin encontré la paz, los problemas vienen y van, se presentan una y otra vez, cosas que no se pueden evitar, y que al final solo podemos aguantar, pero ahora que comprendo por qué no quieres estar conmigo, entiendo que la idea de tenerte a mi lado es egoísta, y que hay mucha diferencia entre querer estar con alguien y desear que ese alguien sea feliz, quiero que seas feliz, yo ahora, después de más de 700 Km de mi casa, por fin logre alcanzar un trozo de felicidad.

Los que yo considero “ángeles y demonios” dentro de mi cabeza estuvieron en guerra, aquel que perdiera dependía de quien yo escogiera, o de que voz dejara de escuchar, al estar perdiendo la batalla, escuche la voz divina que me guiaba por los obstáculos, las paradojas del amor y las dificultades de la vida, al final, escuche la voz del ángel de la vida que me decía: todos tienen derecho a ser felices, comprende eso y serás feliz. También tienes derecho a vivir, independientemente de quien te quiera, pues eres un ser humano y tienes derecho a equivocarte intelectualmente y equivocarte con el corazón.

Yo no tengo fe en la fe, ni creo en creencias, puedes llamarme ateo o agnóstico si quieres, pero todavía confió en la esperanza, y creo en el amor, el mensaje que entiendo ahora, me da la llave para abrir la puerta de la felicidad y me da la espada para combatir a mis demonios, la verdad que he estado buscando todo este tiempo y me negué a aceptarla, aquel mensaje será lo que por fin me llevara devuelta a casa, ese mensaje es:

Creo en el amor, y el amor es fe suficiente para mí. Te amo querida mía, volveré a casa solo pare verte y hacerte sonreír.