Cada pasión arrollada,
cada deseo dormido en el olvido,
cada oración iluminada,
cada vacío colmado de vacío.

Cada lamento sufrido,
la desazón de sentirse más vivo,
cada momento vivido es
la aceptación de lo divino.

Cada beso fundido,
cada caricia entregada con cariño,
cada tendencia adquirida,
cada curiosa duda reprimida.

Cada batalla perdida es
un comenzar a aprender de la vida,
cada temor derribado
es caminar con los ojos claros.

Cada camino perdido,
cada emoción que acelera los latidos,
cada amor apasionado,
cada impresión que se arranca de las manos.

Cada sonrisa encendida,
mirar al cielo sin ver la salida,
cada instante fluido
es la negación de lo vacío

En cada espacio infinito
el vivir se hace vivir,
En cada amor muy profundo
el sentir se hace sentir.