Entorno los ojos mientras trato de ajustar mi mandíbula suelta,
Y pedazos de mi vida aúllan como esquirlas a mí alrededor.
La ira sigue corroyendo mi paz, mientras anhelo tenerlos, tenerlas,
Cada uno de ustedes, cada uno de ellas,
Al alcance de mis pesadillas.
Mientras aspiro el olor de mi propia piel quemada por el acido,
Decido que puedo afeitarme mas tarde,
Otro día, cuando las estrellas sean menos acidas,
Cuando menos gente pase ardiendo en la calle.
Mierda.
No tengo poder sobre los tiempos,
No tengo autoridad sobre los tronos.
Me siento, limpio mis gafas, trato de ver al sur,
Decido que moriré otro día.
Así que me levantare rumiando desprecios,
Mientras todo a mi alrededor, se decolora y duele. |