Te veo venir de lejos,
naciendo en verde madera,
la gubia talló tu cuerpo
con manos duras, de piedra...
el río dibuja sueños,
hace un grabado en la arena.
Estás deteniendo el tiempo,
tus manos, surcos profundos...
una niña sobre palomas
besando espejos de humo,
la noche entinta silencios
deja un abrazo inconcluso.
De miel, de arroyos, de alfalfa,
y ensortijada de vientos,
naces cada madrugada
como un horizonte inquieto,
que se aleja cuando ando
y viene hacia mi en los sueños.
Tu risa, desde la espuma,
perfuma el aire del cerro
y estalla en mil mariposas
regando colores nuevos...
el cielo tiñe tus ojos
y en su promesa me pierdo.
Yo soy jinete del viento,
monte cerrado, remanso.
Un barrilete dormido
anclado en cielos gastados...
soy piel, soy risa, soy tiempo,
si es que amanezco en tus labios.
De miel, de arroyos, de alfalfa,
y ensortijada de vientos,
naces cada madrugada
como un horizonte inquieto,
que se aleja cuando ando
y viene hacia mi en los sueños.
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