El sacerdote fue el único que se acercó a aquellos seres venidos del agua, y después de observarlos volteó y gritó a sus fieles:

“¡Que haya paz, que haya alegría! ¡Ya ha pasado el tiempo de la oscuridad, desde que nuestro Señor Ce Ácatl Topiltzin Quetzalcóatl partió de nuestro lado, temeroso de la muerte que le hicier...on creer que sufriría! ¡Esos tiempos han terminado, porque nuestro señor ha vuelto, en una forma más mundana, pero como nos prometió ! ¡Recibámoslos, a él y a sus hijos! ¡Sí, todos esos seres que bajan de esas barcas, con la piel blanca y metálica, divina! ¡Son numerosos e importante y…! ¡Ho! ¿Que son esas criaturas? ¡Vienen montados sobre cuadrúpedos! ¡Sin duda, no son humanos! ¡Ha llegado una nueva era, en la que abandonaremos nuestras viejas vidas para despertar en la iluminación del Dios! ¡Ya ha pasado un año de la Caña…- se emociona- y aquí esta, como prometió…! ¡Avisen a Moctecuhzoma! ¡Traigan oro!...