Pequeño búho no puede dormirse, una pesadilla a interrumpido su sueño en mitad de la noche, llenándola de sudores y temor. Su abuelo le mece entre sus brazos y le entona un canto que poco a poco lo tranquiliza:”Eh. Eh. Eh, Eh,..”, una vez que el pequeño ha recuperado la calma su abuelo, Gran Árbol, le pregunta sobre su sueño. _Abuelo, soñé que un águila enorme me sacaba de la cama y salíamos volando hacía un lugar desconocido, creo que me llevaba a tu montaña, pero de repente miré hacía abajo, y estaba tan, tan alto que sentí como se me encogía el estómago, fue un gran zarpazo de miedo, que también tuvo que llegarle al águila ya que de repente abrió su pico y caí y caí hacía un abismo interminable. Gran Árbol siguió abrazándole, comprendiendo que a su nieto se le iban a revelar grandes secretos, Pequeño búho había sido elegido por el “Gran Misterio “para transmitirle parte de su sabiduría y el águila iba a ser mensajera. Tranquilo. Pequeño Búho, ya posó todo. Estás aquí de regreso, en nuestra pequeña cabaña. Ahora duerme de nuevo, el abuelo volverá a entonar ese canto que pronto le llevará a conciliar el sueño. Mientras cantaba se acordó del día en que nació el pequeño, justo en el momento en que asomó la cabeza hacía la vida, su abuelo se dio cuenta de que iba a ser un gran hombre, un guerrero, sus ojos desde ese instante permanecieron abiertos como platos, atentos a todo lo que pasaba a su alrededor, de ahí su nombre, Pequeño Búho. El vínculo entre abuelo y nieto fue siempre muy especial, era una unión entre el pasado y el futuro, la vida que empieza y la que se va acabando y ambas se unen para enseñar y dar felicidad. Al día siguiente salieron a dar un paseo y Gran Árbol le habló a su nieto del sueño del día anterior: - Has de saber, Pequeño Búho, que has sido elegido por el águila, emisaria del “Gran Misterio” para revelarte un gran secreto, el de la leyenda de las siete plumas del Águila. Está tradición está en el Aire, en la Lluvia, en la Luz y tú a través de los sueños te vas a poner en contacto con ella, así que cuándo el águila vuelva a buscarte, ve con ella tranquilo, nada malo te va a pasar y volverás de este viaje mucho más sabio. Así que la siguiente noche en que el águila vino a por el se dejó llevar sin poner ninguna resistencia. El águila lo llevó hasta la Gran Montaña de la que tanto le había hablado su abuelo, y el que nunca había estado allí se sintió como en su casa, reconociéndola y amándola tanto como su abuelo. Ahí una voz humana salió de la garganta del águila, diciéndole: _ “Escucha atento, pequeño Búho, los secretos del Águila se remontan al inicio de la humanidad y los chamanes son sus guardianes. Hoy te daré el primer secreto: “El primer fuego Sagrado o primera Pluma atañe al Plan de Dios. Nos dice que no existe el Azar. Que todo lo que le sucede al hombre consciente obedece a un Plan siempre renovado y divino. Debemos estar atentos a la Ley de las coincidencias y los encuentros. Nos pide elegir entre lo necesario y lo que no lo es, entre lo positivo y lo negativo. La segunda noche Pequeño Búho fue depositado en la copa de un gran Arce, ahí pudo sentirse árbol, aferrado y nutrido en la tierra con sus raíces y abrazado y mecido en la copa por el Gran Espíritu. El águila le volvió a hablar,- “La segunda pluma nos habla del fuego que toda vida, ya sea animal, vegetal o mineral lleva dentro y que le incita a liberarse de la plaga del miedo y del temor, a ser el mismo. Enseña a vivir sin compararse con nadie, sabiendo enriquecerse con todo lo ajeno. A ser auténtico.” La tercera noche el pequeño fue llevado hasta un río, ahí pudo fluir en el agua, se purifico y renovó, en ese estado divino el águila le volvió a hablar: “La tercera pluma nos habla de proteger nuestro estado vital. Nos pide que permanezcamos atentos a todo lo que hay a nuestro alrededor, a que aprendamos a nutrirnos de nuestra propia energía vital, sin necesidad de apropiarnos de la ajena. La Cuarta noche el niño voló hasta el cráter de un volcán, ahí sintió la fuerza del fuego, su calor abrasador, este prendera para siempre en su corazón, dándole fuerza y vigor. _La Cuarta Pluma, dijo el águila, nos habla de que el individuo ha de olvidarse de si mismo en la vida de cada día. Es decir, dejar la mente a un lado para poder discernir y vivir el presente sin ser un pelele. El quinto día Pequeño Búho fue llevado hasta el medio de una corriente de aire que por un momento lo acariciaba o lo embestía tumultuosamente, un viento parecido a la vida. –“La Quinta Pluma, dijo de nuevo el águila, corresponde a la creatividad, es muy especial, ilógico incluso. Nos incita a afrontar cualquier situación liberando cualquier reserva mental, con confianza y fe. El sexto día fueron a parar dentro de una cueva, adentrándose en las entrañas de la Madre Tierra, sintiendo su latir. –“El sexto fuego o pluma, es toda una aventura, nos pide que no suframos por el mundo de los demás. A enfrentarnos a nuestra historia verdadera sin mentiras ni temor, a construir nuestro propio interior. A crear nuestro jardín secreto, nuestro templo único, la catedral de nuestra alma. El séptimo día llegaron hasta un gran bosque, ahí la vida palpitaba de tal manera que pequeño Búho se sintió embriagado, como si se hubiera bebido litros y litros de alcohol, en ese estado escuchó la voz del Águila: -“La Séptima Pluma es la más difícil de cumplir para el hombre, se trata de hacer las cosas sin esperar ningún tipo de recompensa ni de agradecimiento por parte de los demás, ni siquiera de Dios. Es la prueba más dura a la que te vas a enfrentar, te tienes que apegar a tu sentir y nada más. Ya tienes las siete plumas, le dijo el Águila, dejándole una vez más en su cama, de momento ya no te buscaré más, reposa tus sueños, ellos irán creciendo contigo. Solo me queda darte dos fuegos mas y son estos: “el octavo Fuego Sagrado es el Amor, este no es solo un sentimiento, es comprensión del mundo en que vives, es una fuerza, la fuerza de la tierra. El noveno es el Fuego Sagrado de las Certezas, lugar donde terminan las creencias, es la esperanza de navegar por el tiempo, llévala ahí, en tu pecho. Al despertarse, el pequeño encontrara siete plumas en su almohada, con el tiempo pasaran a formar parte de su penacho, con el que dirigirá a su pueblo por el camino del Amor y la Sabiduría.
AHO METAKUYASY "TODOS SOMOS UNO" |