Dentro del hotel

Estoy en la recepción de un hotel en la Avenida del Mar junto a dos personas, una es mujer, alta, cabello negro y liso, morena y con actitud, la otra no la recuerdo pero siento su presencia. Cancelamos nuestra estadía y nos dirigimos hacia nuestra habitación la cual está ubicada en un piso subterráneo, es espaciosa, pintado de blanco y si asomo mi cabeza por la ventana puedo ver los autos pasar y a lo lejos el mar agitarse. Dejamos nuestras cosas ahí y volvemos a la recepción para mirar mejor el mar a través de una de las grandes ventanas que allí se encuentran. De inmediato notamos que algo extraño sucede, las olas se ponen cada vez más violentas y se aproximan con rapidez. "¡Es una marejada" dice alguien y corremos hacia abajo a tratar de salvar algunas de nuestras cosas ya que la habitación tiene una rejilla en el extremo superior derecho por la cual el agua puede ingresar, hecho que eventualmente ocurre y mientras el agua ingresa y nos moja tratamos de poner a salvo algunas de nuestras pertenencias, acción que no resulta muy efectiva.

El lugar que quería ser olvidado

Todo da un giro y aparezco en un gran establecimiento abandonado. Está lleno de pasillos oscuros donde el piso escarlata guía mis pasos. Hacia donde miro hay puertas, algunas cerradas y otras abiertas y las que están abiertas no me permiten dilucidar a cabalidad lo que hay dentro. Todo se ve lúgubre y abandonado, como que si quisieran ser olvidados los horribles hechos acaecidos dentro del lugar. En una de las habitaciones veo a mi hermano durmiendo y me pregunto qué hace ahi, no obstante, no le doy mayor importancia. Al final encuentro una salida y la luz del sol me encandila y veo un gran terreno cubierto del pasto más verde que jamás haya visto y hay niños y niñas jugando por todo el lugar. Entonces sólo en ese momento puedo dimensionar el tamaño del lugar y a pocos metros hay lo que parece ser una iglesia, aunque no estoy muy seguro, la imagen es muy borrosa. El cielo es azul, el viento es cálido y algunas nubes decoran la bóveda celeste y aun así no me siento bien.

El amigo que no es tan amigo

Estoy sentado en un sofá y el se acerca y me abraza y se lanza encima de mí. Yo gustoso recibo la muestra de afecto y puedo sentir su peso, los brazos a mi alrededor y su cuello sobre mi cuello. Me gusta la sensación pero siento culpa del tipo "No debería sentir esto, es mi amigo, no tiene sentido sentir esto si nunca irá más allá que la amistad". Es un momento de corta duración en la realidad, pero en mi mente tarda horas y está lleno de confusión, sentimientos intensos de cariño y culpa.

Interpretación: creo que las marejadas son el fiel reflejo de la ansiedad que siento al no saber que piensa y que siente él. Su indiferencia me vuelve loco, ayer le envié tres mensajes y ninguno fue respondido y no me deja en claro sus intenciones ni si vendrá a verme. Respecto al gran establecimiento, creo que va por la misma línea que las marejadas. Y el último sueño, es sólo el reflejo de esta gran necesidad de entrega que he sentido los últimos meses y creo que el es la fuente más directa y cercana para intentar, inconscientemente, verter estos afectos reprimidos que tengo. Pues es la acumulación de cariño no entregado lo que me está matando.