Una corrala se asemeja de alguna manera al teatro de la vida el que se aproxima y te mira después de una corta espera y luego termina su acto y te deja. Pues su patio es el escenario y las butacas sus corredores desde los cuales lo observas y aún con él te enervas con ganas, con mil amores al lugar del juego patibulario.
Texto agregado el 26-08-2010, y leído por 224 visitantes. (1 voto)