La liberación te dejo sin identidad…
Por carretera, por esas viejas calles, por los bares, por los amigos, por ella y por mis amigos con ella en el bar de esa vieja calle. Soledad macabra en este instante, en las pantanosas fronteras del pensar y el querer de mi memoria un leve suspiro hace una aclaración, ese lunes de mañana el pan sabía a pan y la leche aun a leche, todo bajo control y aun la quería. La rudeza del viento golpeaba la ventana despertando en un instante un rayo de sol que se deslizaba por una hendidura de la puerta, jamás habría abierto esa puerta si no hubiera en mi una corazonada que permitía que la curiosidad aborde el secreto, pero antes de que despertara detrás de la puerta de ese closet murió Alejandra, no me explico como en el profundo, oscuro y solitario cuarto de mi apartamento se encontró con un perfecto enemigo. Ella era tierna, ayer la pensé iluminado por su belleza y su angustia palpitaba en un mundo de pensamientos. Su vida era frágil, ella fue feliz con la brisa y alguien le guardaba rencores en sueños, en reflejos misteriosos. De noches amargas fue guarda espaldas de mis ilusiones pero hoy solo es un puñado de huesos sin valor alguno y… que tremebundo espectro te hizo eso mi adorada compañera de escritura, mi amada. Bastardo, inconsciente….¿no se? Pueda que no tanto porque todos te amaron, todos de alguna manera intentaron matarte incluso yo. ¡si! Pensé 20 veces en hacerlo al punto de confabular el plan con mis emociones, en sueños muchas veces aleje el puñal de tu corazón, la duda hacia feliz mis días pero valore mas mi vida pues era para ti. Hasta ahora pienso lo mismo aunque ya no estés. Entre mis sabanas tu ya no tienes rostro y yo aquí bebiendo del mejor vino para pensar la manera de vengarte, la torpe imaginación de un loco enamorado no hace mas que enredar un laberinto y apuntar con gatillo la primer idea pero mil cadenas sujetaban mis pies para pensar algo mas siniestro en esta ciudad fría y sangrienta. Tarde mas tiempo de lo esperado pero por fin decidí primero acabar con el miedo y el silencio, busque en el recóndito callejón de mis influencias agresivas toda esa lluvia que sin preguntar azotaba mis mejillas y nuevamente a la calle con esos viejos enigmas que se propagan con el viento y las nubes sin calma camuflaban mis lagrimas. Con un capricho bajo el brazo vague por la red de asfalto y busque al naufrago al asesino de tus labios, al que me robo el placer de tu muerte mi Alejandra. Fui a su casa y no me creyeron, perseguí su pasatiempo y no se enteraron casi como si tu no existieras ni siquiera en el pasado de nuestras vidas o incluso en ese closet que oculta tu cuerpo inerte. No podía quedarme con los brazos cruzados, me di tiempo para respirar y busque el lugar donde residía la luna. Es fácil enloquecer en estas noches de tortura, tu ausencia es fatal y aunque cerca estaba ya no importa. Estaba tan fría que me acerque a calentar su cuerpo y por fin con un grito de espanto Salí de todo ese trance. Ese cadáver no era más que el de su hermana gemela Karlota tal vez un par de horas menor que ella y no me explico como su aroma llego a esta instancia. Me dijeron un dia que Karlota de mi estaba enamorada, nunca supe si era verdad, en fin el echo es que ahora me miraba con sus ojos dilatados como si en su realidad intentara comunicar algo. Pero y… ¿Dónde esta Alejandra? Al soltar el cuerpo de su hermana acabo la preocupación es mas le fui indiferente. Otra vez a la calle y la situación de Karlota ya es otro cuento. Los días pasaron y hasta hoy como siempre amanezco solo, como poco y busco en aire confundido que me de una pista, procuro no verme al espejo tal vez por no recordar esa desventurada lluvia. Devuelta al bar, en el un diablillo baila e intenta cantar un jazz, que absurdo seria escuchar jazz únicamente en la noche. Vaya panorama extraño de mi cabeza. Únicamente precise el horizonte como parte de la locura y la diversión que me esperan. Sin duda desperté en mi cama con una sensación paradisiaca y aun la oscuridad aguarda detrás de todo lo que soy. Ayudado por la vela que tenuemente me revela el orden de las cosas en mi habitación, un mundo raro pues esos seres pequeñitos debajo de la cama salen nostálgicos a admirar esa luz cruda, las calaveras sonrientes empañan las ventanas y la vela extermina el instante intrigante que no descansa, de repente en un ir y venir de intentos de verla estaba ahí. Su rostro pálido, tiritaba su pierna derecha y se lijaba las uñas, en su mirada había rabia, había un mar con olas salvajes que golpeaban la costa sin piedad alguna dejando en mi aliento su nombre, entre la lengua su ultimo beso y en el estomago el puñal, el brillo del filo con la luz de la vela acababa mi alegría. Después del ruido, después de todo mi Alejandra fue muy celosa. Ya cayendo al piso lo único que pienso es que tan manchada quedara la alfombra, si después de caer me levantare para volver a caer o si la vela esta vez si se apagara. Bueno en todo caso me toca acompañar a Karlota.
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