Mis labios derramaron palabras sangrientas para su corazón encadenado.
-Sólo errores subsisten bajo ese gris mandato-
Cargo con mil penumbras desde antaño y jamás quise ver puñales en las manos, para los rostros del horror, que asesinaron mi pobre infancia llena de fracasos.
Y a orillas de este mundo, deseo luces blancas para su cuerpo amado.
-Salvador y asesino de mi alma y su ocaso-
Sé que no quiso hacerme ningún daño y mi niña lo cuidará en silencio, cuando se encuentre triste y asustado, porque todo lo que se amó algún día, no se puede matar sólo en un rato…
Texto agregado el 24-08-2010, y leído por 147
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Lectores Opinan
24-08-2010
Y a veces no se logra matar en toda una vida, buen texto****** JAGOMEZ