Arrojaré mi estrofa
en su vereda
y cuando su delgada
soledad
la pise en la mañana
se hundirá
en esta sombra
que me habita
desde aquella siniestra
madrugada
Susurraré
en su espalda confundida
y con huellas de sangre
tatuaré sus entrañas
y será su secreto
alguna noche
mi muerte derramada
Texto agregado el 24-08-2010, y leído por 158
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