Estamos recogiendo lo que la tierra nos quitó
Y que súbitamente nuestro corazón en llanto se desquitó.
No comprendíamos de lo que sucedía nada,
Solamente por esas vidas trabajadoras sentíamos el alma destrozada.
Como si tuviera vida, el yacimiento se derrumbó, como si tuviera vida
Y así nos dejó el alma en un río de lágrimas, totalmente entristecida.
Mil veces las esperanzas se destruyeron
Hasta que nuestros corazones al fin la vida de ellos vieron.
¡Vivan los mineros de Chile!, vivan esos treinta y tres,
Que por innumerables días nos colocaron el sentir al revés.
Reunidos, unidos como hermanos, sobrevivieron,
Por fin, en una sonda sus vidas vieron.
Después de tanto trabajo la alegría al país llegó,
El esfuerzo por conservar sus vidas se recompensó, ese sueño se logró.
La felicidad de saber que están bien todos, es algo indecible
Solo Dios pudo hacer este milagro que nos llena de emoción y que es increíble.
Ahora en todos volvió esa impresionante paz, es que no hay nada más potente que nuestra solidaridad,
Que esa enorme y grandiosa hermandad,
Tan grande como todo el amor del mundo, y que el optimismo que en el existe,
¿Por eso es todo el compañerismo que en el rescate de los mineros de la San José, visteis?
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