Philips respiro profundamente el frió aire del Himalaya antes de emprender su escalada hacia la cima de la inmensidad de la montaña.
-Criptozoologo, pensó. ¿Quién carajo me manda a elegir una profesión tan sacrificada? ¿Porque no fui zoólogo mejor? Buscar animales que existen siempre es mas prometedor que andar buscando mitos y leyendas de bichos surgidos de la imaginación de aburridos pueblerinos borrachos. Refunfuñando entre dientes emprendió la escalada. Su escepticismo era producto de años infructuosos en búsqueda de criaturas fantásticas. Ya habiendo escalado unos cuantos metros, encontró el primer descanso en una cueva que le serviría como refugio para la tormenta que se avecinaba.
-Podría estar calentito en mi departamento de Paris, junto a mi fiel amada Charlot, pensó. Dentro de la caverna, prendió una fogata. Al hacerlo se iluminaron las paredes en donde se veían dibujos de varios corazones atravesados por la flecha de cupido que dentro de los mismos se leían: Charlot y Joan, Charlot y Joseph, Charlot y Rene...
Ya entrada la noche, una impresionante tormenta de nieve se desato. Philips se enfundo en su bolsa térmica, apago el farol y se dispuso a dormir. En mitad del sueño se despertó sobresaltado al escuchar un sonido gutural, una suerte de rugido espantoso. Aterrorizado encendió su linterna y ante el se erguía el mismísimo abominable hombres de las nieves, el Yeti.
-Noooooooooo!!!!! Grito Philips.
-¡No grites que me duele la cabeza boludo! Respondió el Yeti.
-Pero... pero... usted habla??? Y esos rugidos espantosos?...
-Eran eructos, tome un digestivo. Tengo una resaca bárbara... por eso me duele la cabeza. ¿Qué haces en mi cueva?
-Heeee... lo que pasa es que estaba descansando. Mañana pensaba seguir escalando para llegar a la cima, en búsqueda de... usted.
-Jajaja!! Vos crees que yo me voy a ir a vivir al último piso sin tener ascensor?? Estoy viejo... sabes como me quedan las rodillas!! Y vos? Porque me buscas? Sos policía? Mira que a esa francesita no me la viole he! Ella ya me usaba la cueva para sus aventuras y un día me busco, uno se calienta por más que la gilada diga que soy el Hombre de las nieves. Che voy a echar mas hielo a la chimenea.
Philips saco una petaca de coñac y le dio un sorbo.
-No seas maleducado y convida! Dijo el Yeti.
-Perdón, sírvase. ¿Seré curioso? ¿Nunca tuvo una mujer?
-Mira... prefiero vivir solo. Viste como son las mujeres. No quiero que me hinchen las pelotas. Una vez conviví con una y me traía mala suerte.
-¿Porque? Dijo intrigado Philips.
-Era la Yeta, dijo el homínido tocándose el testículo izquierdo. Igualmente -continuó- por la madrugada bajo a los cabaretes roñosos que hay al pie de la montaña, me tomo algo y alguna mujerzuela siempre me atiende.
-Pero no se dan cuenta que usted es?...
-Nooo!!! Están todos tan en pedo que pasó como un hachero ermitaño y montañés, aunque creo que huelo mejor. ¿Y vos tenes mujer?
-Sí, mi amada Charlot. Es guía de turismo. Recorre el mundo. Ya estuvo por el Himalaya. Ella me recomendó buenos hoteles para parar.
-¡Mira que bien la colorada!
-¿¿Como sabe que es pelirroja??
-Escucha Cornelio, perdón Philips, te recomendó buenos hoteles y vos paras en mi cueva poligrillo!
-Soy Criptozoologo.
-Criptoqueee??? Dejate de joder!!! Buscate un laburo decente!!
Y así fue transcurriendo la noche, entre charlas y tragos. Antes del amanecer el Yeti le dejo una reflexión.
-Mira hombre... en la vida hay que dejar que los misterios continúen siéndolo. El ser humano pretende desentrañar todos los románticos secretos del universo sin saber siquiera que lleva dentro. Sin misterios se pierde la imaginación. Sin imaginación la fantasía y los sueños. Jamás lo olvides, el mundo prescinde de fantasías... En ese preciso momento, poco a poco, Philips se fue quedando dormido. Se despertó sobresaltado al mediodía. Salió de su bolsa de dormir, miro a su alrededor y no vio a nadie. Vio que la tormenta ya había pasado. Tomo su mochila, descendió el acantilado pensando si todo lo vivido no se trataba de un sueño. Al hacerlo le pareció ver grandes huellas de pisadas en la nieve, pero no le dio demasiada importancia. Philips regreso a Paris. Al llegar abandonó a Charlot y cambio de profesión, se hizo escritor de cuentos fantásticos... El mundo prescinde de fantasías.
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