¡SE ROBARON MI SUENO!
Mientras estuve por terminar la carrera de psicología, me nació la inquietud de dedicarme a una actividad lucrativa. Era una joven creativa, emprendedora y estaba pronta a tener un título profesional. Todo me estaba saliendo bien.
Estaba maravillada con la idea de sumergirme !ya! en un negocio que me quedara como anillo al dedo. En mis vacaciones me dedicaría a poner a prueba mi destreza empresarial.
Así se lo hice saber a la única persona que siempre apostaba por mí.
- Madrina, tengo el firme propósito de retomar la actividad que hace cinco años había iniciado con éxito pero tuve que dejarla por mis estudios. ¿Te acuerdas?. Me refiero a la idea de participar en la feria de New York en la venta de artesanía peruana. Es una de las ferias mas concurridas del planeta. El año pasado tuvo más de dos millones de visitantes y las ventas se hicieron en abundancia.
- Si estás segura de lo que vas a hacer, entonces ¿que esperas?. Tu entusiasmo es la mejor arma que tienes a tu favor.
- Ahora viene lo bueno, madrina Conchita. Sabes muy bien que no podría ni mover un dedo si no es con el apoyo económico que siempre me has dado. A nadie más podría acudir con esa confianza.
- Ahijadita, con tu encantadora forma que tienes de persuadirme, ¿como podría negarte algo?. Todo lo que me has pedido te lo has sabido ganar. Nunca me has defraudado.
- Si es así, entonces !que nada me detenga!.
Esos meses los dediqué a una intensa búsqueda de información. Escuché seminarios y dialogué con los empresarios mas destacados del país. También propicié reuniones de trabajo con el personal de alto nivel que contraté para que me ofreciera su conocimiento y experiencia en esa gestión.
Estaba tan sumergida en este proyecto que no sentía que los días pasaban. Por las noches, el cansancio se apoderaba de mi cuerpo y hacía que cayera rendida en mi cama, como un soldadito de plomo. No me importaba. Sabía que ese esfuerzo daría sus frutos.
La vida me estaba ofreciendo una oportunidad de trabajo alturado. Eso era el comienzo. Luego vendría el viaje. Le seguiría la exposición y venta de mis productos en el mercado americano. Las oportunidades de venta me caerían como el maná, con bendición y todo.
Cada paso que daba lo compartía con Angelina, mi hermana. Ella escuchaba con admiración todo cuanto me ocurría. Estuvo al tanto de la forma en que estaba llevando adelante tan colosal actividad.
Claro que habían veces en que ella no me ponía mucha atención porque estaba en un mundo diferente al mio, dedicada toda una vida a trabajar para mi madrina Conchita, cobrando los alquileres de la gente que ocupaban sus veinte inmuebles en las mejores zonas de la capital.
- Angelina, -le animaba toda vez que nos juntábamos en el patio de la madrina- tengo la seguridad que esto será el inicio de algo grande que irá creciendo y creciendo; trataré de incrementar las utilidades, para beneficio nuestro y de toda la familia.
Una tarde de lluvia y viento, se me ocurrió refugiarme de ese peculiar frio del invierno limeño en la casa de mi madrina. Tenía pensado compartir un té y galletas con ella y deleitarla con el avance del proyecto. Así lo hice aquella tarde gris, opaca y sin vida.
- Sorpresa, madrina, !mira qué te traigo!- se lo dije con una voz enérgica de entusiasmo. Le enseñé la carta de aceptación de la Feria y la lista de la mercadería seria embalada para su próxima embarcación, rumbo al puerto de New York.
- Melisa, haz dado un vuelo de cóndor. No pensé que todo estuviera tan avanzado. Anoche me desvelé pensando en tu futuro. Sin duda estás dotada de muchas cualidades para el negocio, pero no puedo permitir, de ninguna manera, que por mi culpa descuides tus estudios.
- Nada de eso, madrina. Los he concluido. A mi regreso presentaré mi Tesis y estaré lista para el examen final. Luego, tu serás la primera en bendecir el titulo profesional que lograré con éxito. Punto final y no se hable más de eso. Pasemos al tema de los negocios.
-No me cortes la conversación, Melisa. No tienes padres y yo soy la responsable de tí y de tu hermana. Quiero el bien para las dos. No puedo favorecer a una más que a la otra. Tengo pensado que ella sea quien participe en la Feria de New York y se lleve la mercadería. Le darás instrucciones de lo que tiene que hacer, mientras tanto, tú te quedas para empezar a elaborar tu tesis.
Sentí que todo el piso se abría como un cristal rajado en miles de grietas. Estaba a punto de desplomarme y caer en uno de sus hoyos. Me daban ganas de quedarme ahí, atrapada, sin aire, antes de seguir escuchando tamaña ocurrencia. Me sentía decepcionada, derrotada.
!Tanto había hecho, para nada!.
La oscuridad de aquella tarde se apoderó de mi ánimo. No pude evitar que el frío de ese invierno limeño empezara a impregnarse por mis venas.
Algo tenía que haber pasado a mis espaldas para que mi madrina reaccionara en forma tan injusta. Era absurdo que Adelina fuese favorecida con un proyecto de vida que yo lo había gestado. Era mi obra. Eso estaba a vista de todo el mundo. ¿qué sucedió para que el destino se ensañara con mis ilusiones?.
Cierta noche, en que me quedé a dormir en casa de mi madrina, me levanté a tomar agua en la madrugada, y escuché ciertas voces en su cuarto. Adelina, chica frágil que siempre había vivido haciendo los mandados de mi madrina, le pedía con angustiado clamor para que el viaje no solo fuera para ella, sino para su esposo y su hijo único.
- Tu sabes, madrina, soy casada y como mujer indefensa, correría muchos riesgos en país tan grande como el americano. Necesito la protección de mi familia. Winter es el indicado para que me ayude con mi trabajo.
-Tienes razón. Viajarán todos.
Esa misma noche, por insistencia de mi madrina Conchita, tuve que asistir al aeropuerto "para que te despidas de tu gemela y le transmitas tu buena energía. Tienes que ser solidaria con ella, por el bien de la familia".
Al abrazarla no pude evitar sentir que la traición se había introducido en su ser, como una culebra en el hueco de un árbol. Su rostro no reflejaba nada de pena ni piedad por el daño que me había causado. Ni siquiera una muestra de vergüenza tenía en su rostro. Mas bien su indefensa figura lucía robustecida desde que se ilusionó con el viaje.
Su experiencia en los negocios era nula. Sólo vivía de cobrar rentas ajenas. No tenía iniciativa e imaginación para gestar su propia actividad. El día de su regreso, vino con un semblante renovado. Estaba airosa, como toda una guerrera trayendo su mejor trofeo.
Lo primero que mi madrina hizo fue preguntarle sobre el resultado del negocio.
-Vendiste toda la mercadería?
- Solo una parte. Allá están en pleno verano. Toda la ropa de invierno la tuve que rematar para no traerla de regreso. Nadie quiso comprarla. Los demas productos corrieron la misma suerte. He venido con los bolsillos tan vacios como el desierto del Sahara.
-Dónde está el dinero de las ventas?.
- Lo gasté todo. No traigo nada. Hay, madrina ¿cómo podía dejar de hacer turismo en la capital del mundo?. !Habían muchos lugares maravillosos que visitar!.
Mi madrina pudo recién advertir que se había dejado impresionar por los ruegos, los llantos que mi gemela simuló ante ella, para desplazarme del plan. A falta de competencia, manipuló su voluntad y si que lo logró.
Ese solo hecho hizo que me esforzara por elevarme más alto que la espuma contenida en una botella de champán. Me armé de valor para superar ese traspiés que el destino me había jugado. Lo tomé con buen humor y saqué mas provecho del que podía imaginar.
A los pocos meses del viaje de Angelina, investigué sobre el paradero de la cotizada mercadería que tanto trabajo me costó elegir. Al fin, y gracias a los empresarios que me conocían y estuvieron apenados por lo sucedido, me ayudaron a dar con el hilo de la madeja. Descubrí que Angelina no solo me arrebató mi trabajo, sino que nos mintió. ¡Todos los productos los había dejado en completo abandono, sin que le importara un comino el valor que tenían.
Felizmente la documentación estaba a mi nombre y tenía amplio poder para recibir, directamente, todo el arsenal de la bella artesanía que durante esos meses estuvo en completo deterioro.
Con mucho coraje la recogí y me la llevé al garaje de mi casa. La renové, la cuidé con el mismo cariño que se tiene cuando uno recoge a su mascota perdida durante mucho tiempo.
Esa experiencia cargada de ingratitud me sirvió para iniciar una actividad que hoy es el orgullo de mi familia. Cada año participo en esa feria, vendo tan cotizada obra de arte y comparto mi experiencia en diversas conferencias, a lo largo de muchos Estados de ese gran país.
Mis ventas llegaron a superar mis expectativas. Eso no me ha cambiado en absoluto. Sigo siendo la misma de siempre. La buena fé no tiene precio, más bien tiene frutos muy sabrosos al paladar.
Aún cuando precedan amarguras en el nacimiento de un sueño, éste nunca debe de morir. No lo sepultemos por tan poca cosa.
Mi hermana Agelina, sigue viviendo bajo la sombra de mi madrina. Nunca tuvo un sueño propio y el que creyó tenerlo en el pasado, solo fue robado. No le pertenecía.
!Nunca tuvo nada!.
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