no se disimular, si me gustan, te las miro, me da igual lo que pienses de mí, si piensas que por eso soy un depravado es tu problema, si no te gusta como soy no tienes mas que seguir tu camino, nadie te pidió tu atención, estaba muy bien sin tí, aquí solito, con mi libro de salinger, en este mi banco favorito, escuchando a los pajaritos, viendo a los niños dar por culo a sus papás, con este sol de invierno que tanto se agradece, y estos perros correteando, y fornicando tan impúdicamente, y aquel abuelito que se quedó dormido de pie. que maravillosa estaba la mañana hasta que apareciste tú con esa cara de lagarto y esos ademanes de reina de la creación, viniendo a entorpecer el karma de mi áurea afectando a mi chí y pisándome un pie, justo para decirme que sientes haberte ido con aquel neandertal pero que es que no te hacía caso ultimamente, que ya no es como antes, que no te hago volar y tú claro ponías todo tu empeño pero claro yo no tengo solución, y claro después de decirmelo, tapándome el sol, ese poco ratito que queda de sol, paralizándo mi lectura en la última interesantísima página donde se revela el tan ansiado desenlace expuesto en las 3543 páginas anteriores, por fin corres a los brazos de él, señalándome mientras te vas riendo a carcajada suelta. entonces es cuando ves aquel columpio que tanto te gustaba, aquel en el que te sientas y te dan impulso cuando de un empujón de aquel que te acompaña, la cadena casualmente se suelta y nada puede evitar que aquella piedra casualmente esté ahí. ¿ves como sí te hice volar? los niños siguen con sus insultos, la baba del abuelo ya toca su alpargata, el débil sol ya se arropa con los edificios, las sirenas violentan a los gorriones, una lágrima pone el punto final a mi libro ¿o quizá es una gota de moco acuoso?, con este frío uno no sabe... |