Apenas abrí los ojos para toparme con este escenario. Ya no sentía dolor y ahora siento como mis arterías y mi carne se acomodan sobre mis huesos. Veo a mis compañeros crecerle miembro a todo mi alrededor. Este horrible espectáculo eriza mi piel, sí, ahora piel cubre mi cuerpo. Me levanto al tomar el último hueso que me faltaba, aparentemente es mi brazo derecho.

¿Qué aconteció en este desierto cubierto por huesos?¿Qué nos trajo a todos a la muerte? ¿Habrá sido una peste? ¿Una guerra descomunal? O un pecado que al mismo Dios lo enfureció y nos destruyó a todos. No lo recuerdo, sólo sé que todos debimos ser amigos, porque no siento nada de odio hacia ellos. Ahora me percato, siento.

No quiero permanecer más tiempo aquí. Debo volver a casa. Si es que aún tengo casa. A todo esto ¿Cuánto tiempo llevamos aquí? ¿Y si pasaron siglos? Seguro ya no tendré ni casa, ni familia, ni amigos. Solo mis compañeros en las arenas, ellos son ahora mi familia. Por lo tanto, su hogar, ahora es el mío.

Ahora la ansiedad desapareció ¿Qué acontecía después de esto? ¿No era ya suficientemente maravilloso como para esperar algo más? Nadie había recibido vida desde sus huesos secos. Aquello era único. Estábamos maravillados. Pero después del asombro ¿Qué?

¿Qué habrá más allá? ¿Habrá una aventura? ¿Habría perdición? ¿Qué podemos esperar? ¿Qué más? ¿Acaso eso sobrenatural era la única experiencia que viviríamos hasta volver a ser huesos? No lo creo, porque ahí está el profeta, tuvo que ser Dios.

Me dirigí a él mientras hablaba fuerte y claro... Y viví.